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Entrevista. Ricardo Pesenti, presidente de la Confederación Farmacéutica Argentina
“La venta de medicamentos sin control nos hace retroceder décadas en seguridad"
El presidente de la COFA advierte sobre los cambios regulatorios y apunta que la flexibilización del control profesional y la venta de medicamentos fuera de farmacias generan riesgos graves para la seguridad de los pacientes. Además, la implementación de la receta electrónica obligatoria y los objetivos a corto plazo.
 
 
¿Qué evaluación puede hacer de la actualidad que atraviesa el sector farmacéutico?
Es complicada. El cambio de gobierno trajo un cambio total en las reglas de juego para nuestro sector. Hace un año apareció el decreto que regula de manera distinta la profesión, dejando a la farmacia sin necesidad de contar con un farmacéutico todo el tiempo. Esto supuso un cambio radical, ya que se dejó de considerar el medicamento como un bien social y la farmacia como un centro primario de atención de salud. En lugar de eso, se la empezó a tratar como un comercio común.
Nosotros siempre hemos pensado en la farmacia como un espacio de salud, pero esta nueva regulación minimiza la necesidad de contar con profesionales capacitados, algo que resulta un golpe fuerte para el ejercicio de nuestra profesión. Desde entonces, hemos librado una batalla legislativa, judicial y económica para frenar estas medidas.
¿Cómo fue el desarrollo de estas luchas a lo largo del año? ¿Lograron avances en alguna línea?
Lamentablemente, no. Las medidas han continuado con dos objetivos principales: fomentar la competencia de precios, algo que ya se intentó antes y nunca funcionó, ni aquí ni en el resto del mundo. Por otro lado, se han cambiado normativas que afectan la cobertura de medicamentos a través de los sistemas de seguridad social y obras sociales.
Además, se permitieron cambios peligrosos, como la venta de analgésicos y antiácidos fuera de las farmacias, algo que va en contra de la lucha contra la automedicación y del control seguro de los medicamentos.
¿Qué riesgo supone eliminar la trazabilidad y la garantía de calidad de los productos?
Es un riesgo enorme. Antes había un control claro: cada eslabón de la cadena estaba supervisado por un profesional responsable, garantizando la calidad, conservación y autenticidad del producto. Ahora, con estas nuevas medidas, perdemos todos esos controles.
Por ejemplo, hemos constatado, incluso con escribanos, que algunos comercios están vendiendo medicamentos fuera de regulación. Y a través de plataformas de pedidos, se están enviando productos sin ningún control adecuado. Esto nos hace retroceder décadas en términos de seguridad.
¿Han tenido algún contacto con el Ministerio de Salud para abordar estas preocupaciones?
Muy poco, y solo con representantes de tercera línea. Hemos intentado solicitar reuniones junto con médicos, bioquímicos y odontólogos, pero no hemos logrado acceso al nivel más alto del ministerio. Nos gustaría que se nos escuche, porque creemos que los profesionales de la salud tenemos mucho que aportar desde nuestra experiencia.
Respecto a la receta electrónica obligatoria a partir del 1 de enero, ¿qué impacto tendrá para las farmacias?
La implementación parece compleja. Aunque hay avances, como la reciente resolución que obliga a los repositorios a estar disponibles para todas las farmacias, no vemos cómo se podrá implementar de manera efectiva en tan poco tiempo. Esto puede generar problemas para los pacientes, ya que si las recetas electrónicas no están disponibles, las farmacias no podrán dispensar los medicamentos.
¿Cuáles son los objetivos principales de la Confederación para el próximo año?
Nuestro principal objetivo es frenar estas medidas que afectan el acceso seguro a los medicamentos. También buscamos estabilidad económica para garantizar el funcionamiento del sector. En momentos de alta inflación, hemos enfrentado atrasos de hasta 90 días en los pagos, algo insostenible.
Además, queremos trabajar por la universalidad de los convenios, asegurándonos de que todas las farmacias puedan ofrecer los mismos servicios bajo condiciones justas, respetando las leyes sanitarias que regulan el sector.
Creo que sería interesante fomentar un trabajo conjunto entre las distintas federaciones de profesionales de la salud, como médicos y farmacéuticos. Aunque hay problemáticas específicas para cada sector, hay otras que son comunes y podrían abordarse de manera colaborativa para encontrar soluciones más efectivas.
 
 
Por María José Ralli