A la ciencia médica: dudoso, pronóstico,
intensivo, leve, contuso, indicado, probable,
enfermero/a, médico, medicación,
asistencia, curación, grave, delicado,
prevención, compatible, casos, etc. Lo
mismo a la actividad política y social:
clave, señalan, indican, tendencia, posible,
sentido, descontado, señales, sindicato,
gremial, asamblea, voto, elección, ajuste,
planeamiento, alternativa, posibilidad, diferendo,
expectativa, vigencia, diálogo, estado,
privado, seguridad, plan, declaración,
conflicto, disposición, propuesta, versión,
acuerdo, balance, riesgo, ética, etc.
La ciencia jurídica o justicia, la sociedad,
la religión y la educación, también
presentan infinidades de términos afines
que podemos ubicarlos en grupos o familias de
palabras.
Y podríamos continuar citando palabras
afines a todas las actividades del ser humano.
Las mencionadas fueron agregándose al presente
artículo en forma espontánea y las
Ciencias y/o actividades de la misma forma, pero
se cuentan por miles las primeras y por cientos
estas últimas.
La intención es exponer, a modo de ejemplo,
como una palabra nos vincula a otra y juntas o
por separado, automáticamente nos introducen
en una fenomenología conductora y de asociación
muy veloz, que ingresa en la compleja estructura
de la función cerebral y con la misma velocidad
centro neuronal nos dará la respuesta,
la cual facilitará la interpretación
del mensaje o idea.
Pero no es solamente la intención de volcar
palabras más o palabras menos de nuestro
extenso diccionario, sino demostrar que el significado
de algunas se asocia o son marcadores inequívocos
de determinadas acciones, en cuyo ejercicio, traducen
transparencia, o por el contrario, dubitación
intencional, para no encasillar a estas dejando
librado el camino para una confirmación
o corrección posterior.
Por ejemplo si decimos alumno, escuela o grado
no tiene otra interpretación o filiación
que no sea la vinculada al sistema o a la actividad
educativa. En cambio, si nos referimos a una actitud
relacionada con la justicia o la política,
los términos no tienen la simbología
precisa de las precedentemente citadas y son clásicas
y funcionales al ejercicio de estos actos, tales
como cautelar, tendencia, señales, alternativa,
versión, diferendo.
Igualmente en la ciencia médica al decir
dudoso, probable o compatible. Intencionalmente
se está evitando una definición
y de alguna manera eludiendo o salvando alguna
responsabilidad del acto, aunque el tratamiento
o técnica sea la indicada, en estas circunstancias
aceptable por no ser la medicina una ciencia exacta.
Pero en algunos casos, no obstante que las palabras
si existen están para su uso, se hace abuso
deliberado de estas, como si fueran las únicas
utilizables en el alfabeto.
Tal como ocurre en la política o en quienes
tienen poder de decisión, creando una especie
de bisagra de manera que según las circunstancias
sirva para una u otra cosa, originando la expectativa
del destino definitivo de un mensaje trascendente
y resguardando casi siempre, la infalibilidad
del responsable, produciendo incertidumbre a quienes
va dirigida la información ( receptores
de la idea) o el desconcierto para otros que llegan
a tomar conocimiento de aquel, aunque ambas palabras
no sean sinónimos.
Demás está aclarar, que las palabras
no tienen pertenencia, carecen de encasillamientos
estáticos o permanentes y que según
su utilización y la ocasión, sus
significados pueden tener mayor o menor importancia.
No es lo mismo que la exprese un funcionario o
un militar o un directivo de alto rango, que un
subalterno o una persona de nivel inferior, salvo
que se refieran a conceptos relacionados con la
moral, ética, respeto del individuo, en
la que la escala valorativa no hace diferencias.
A la rigurosidad formal de un término dicho
en un discurso gubernamental, no hace falta acotarle
su gran capacidad de penetración masiva.
Es común leer o escuchar: "Apuran
la aprobación de una ley en el Congreso"
hay una indicación de apuro, pero no define
fechas o "Habrá una mejora sustancial":
señala la posibilidad de una mejora pero
no la cuantifica.
"Papeleras, se esperan señales de
Botnia", pueden darse o no, expectativa.
"La triple A, el embrión que alumbró
el terrorismo de Estado" un cuerpo recién
nacido, no se sabe de qué origen, que ilumina
una actitud antisocial.
"El presidente apretó el acelerador
de los cambios", si se aprieta el acelerador
no se pueden "meter" los cambios.
Las muestras son para escribir un libro de varios
tomos y las hay de cualquier tema. No hace falta
decir que entendemos lo que se intenta comunicar,
pero no condice con la amplitud del idioma.
¿Esta amplia filiación o las numerosas
familias de vocablos que posee nuestra lengua,
nos favorece a todos? ¿O por el contrario
a unos pocos que juegan con las indefiniciones
de determinados grupos de palabras? ¿O
a una gran mayoría no ilustrada, que al
ignorar significados, aprueba a ciegas al responsable
que las expresa?
La etimología adquiere un papel determinante
en una sociedad relativamente culta, a punto tal
que elimina la neutralidad del uso irracional
del idioma, pero no anula a las mayorías
que desconocen el origen de las palabras y que,
por dicha razón se las utiliza para beneficios
muchas veces personales.
La inconmensurabilidad de nuestro idioma se desvirtúa
si en la práctica resulta una verdad lo
ya expuesto.
Alguien dijo: "Siempre es una palabra la
que nos da la idea de tiempo, pero carece de precisión".
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