Tengo el concepto, y lo afirmo permanentemente,
que la Provincia de Buenos Aires, es modelo en lo
que a Instituciones Médicas se refiere. Aceptando
la idea que sean perfectibles, Colegios, Caja de
Previsión, Federaciones, Círculos
y Asociaciones, cumplen su rol en los distintos
aspectos, diferenciándose claramente de otras
jurisdicciones que no las poseen, o cuentan sólo
con alguna de ellas.
En el caso particular de nuestra Caja, siempre he
sostenido que es motivo de orgullo, sobretodo si
uno compara la ecuación aporte-beneficio,
con otras Cajas, por ejemplo la de Autónomos.
Quizás la comparación pudiera ser
negativa en relación a las correspondientes
a algunas otras profesiones de la Provincia de Buenos
Aires, pero las diferencias en tipos de aporte,
impiden parangones, pues la nuestra se maneja sólo
con el aporte de los profesionales, cosa que no
ocurre con las otras.
Tengo claro además que ha sido muy bien administrada.
De no ser así, no hubiera podido superar
dos hiperinflaciones, la crisis del 2001, el dinero
no devuelto por la Provincia, el cambio continuo
de las reglas de juego económicas, y aún
así presentar un sólido estado financiero
y aumentar significativamente su patrimonio.
Estas consideraciones previas, son imprescindibles
para dejar totalmente claro que en ningún
caso es aceptable atacar la Institución,
sino las eventuales políticas, o en determinadas
circunstancias a los dirigentes, que no sería
este el caso.
En la última Asamblea se repitió lo
que viene ocurriendo hace años.
Un grupo sostiene que no se puede aumentar al jubilado
sin un aumento acorde al activo, que fue lo que
se aprobó el 21 de octubre, y el otro grupo
la necesidad de dar un aumento sustancial al jubilado,
sin aumentar, o con un mínimo aumento al
activo.
Quienes sostienen en la primera tesitura (mayoritariamente
los Distritos I, II y III), lo hacen pensando que
de la otra forma se compromete el futuro de la Caja.
Los otros en cambio afirman, y lo avalan con números,
que la Caja tiene patrimonio suficiente como para
dar a los jubilados un aumento muy significativo,
sin aumentar mucho al activo, ( mayoritariamente
los Distritos IV y V), y que nada impediría,
ante los imprevistos económicos a que nos
tiene acostumbrados nuestro país, realizar
una Asamblea extraordinaria y poner las cosas nuevamente
en cauce.
Ambas posiciones aparecen como irreconciliables,
y se supone que no ha de ser por cuestiones filosóficas,
pues nadie puede estar en desacuerdo que lo ideal
es que se le pague el máximo posible al jubilado,
con el menor aporte al activo, y nadie es tan estúpido
en proponer conductas que pongan en peligro la Caja,
y su propia jubilación futura.
La última Asamblea se desarrolló como
un partido en el que quien ganó la votación
aplaudió festejando un vergonzoso 10% de
aumento a jubilados y pensionados, que significa,
algo así como un 5% menos de la inflación
calculada para 2007.
Quizás el enfrentamiento se profundice por
el poco político manejo de las autoridades.
Todo se ve como arreglado previamente. Se eligen
autoridades de la Asamblea que responden a una sola
orientación, y que por lo menos en las tres
últimas, tuvieron un desempeño lastimoso,
desconociendo los principios más elementales
del reglamento.
Se elige como vocera de un grupo, a una representante,
que ante la propuesta de modificar su posición,
dijo que no estaba preparada (la apartaban del libreto).
La cuestión no es llevar actuarios. El actuario,
al igual que los Jefes de Departamento Jurídico
de las Provincia o Municipios, no están para
decir la verdad, sino para convencer que es correcto
lo que su Jefe le ordena.
Si se pusiera un actuario por la otra parte, demostraría
exactamente lo contrario.
Creo sinceramente que el Directorio debe modificar
su estrategia.
Esta vez la votación más trascendente
resultó 84 a 57. Quiere decir que con sólo
14 que opinen distinto, la próxima vez ganarán
los otros.
Nada sólido y duradero se logra sin consenso.
Hubiera sido posible aumentar un 10% al activo como
se hizo, y encontrar un término medio aceptable
de aumento a los jubilados que hubiera conciliado
las dos posiciones.
El Directorio lo es de todos, y su función
indelegable es lograr una Caja sólida y jubilados
bien remunerados, pero también oír,
reflexionar y tratar de compatibilizar posiciones
para que algo tan importante y trascendente como
el bienestar de nuestros mayores, no se juegue como
un partido de fútbol, pues terminará
a la larga siendo una victoria a lo Pirro. |